33 años trabajando por la educación

Boletín Mensual

Lima, 4 de setiembre del 2007

Año 6, Nº 64

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Para volver a las aulas
Integralidad, participación y liderazgo pedagógico

Severo Cuba Marmanillo
Director ejecutivo de Tarea

Los especialistas sobre riesgo y prevención han explicado que no hay desastres naturales. El desastre es social, ocurre producto de una no atención a la situación de vulnerabilidad de las poblaciones. Esta vulnerabilidad tiene que ver con los patrones de asentamiento, con las prácticas que afectan la estabilidad de los suelos entre otras. Y también con la cultura de organización social, los lazos que permiten responder mejor y más organizadamente frente a fenómenos como los terremotos.
Retomar la actividad escolar en las zonas afectadas por el sismo del 15 de agosto, tiene varias aristas que cabe revisar. Proponemos una mirada sobre tres aspectos: los recursos materiales, la gestión participativa y el fortalecimiento de las capacidades docentes.

Espacio físico y recursos
Es necesario dotar de infraestructura temporal segura (como ya lo está haciendo el Ministerio de Educación –MED-) que cuente con equipamiento necesario: aulas, mesas, sillas, pizarras, textos, útiles para cada estudiante, que muchos han perdido por el sismo, y servicios higiénicos; donde estudiantes y docentes puedan sentir que el Estado tiene la capacidad de darles lo que en minutos un fenómeno natural les quito, el espacio y los recursos para educarse. ¿Podemos hacer esto? La respuesta es sí. El verdadero desastre es no asegurarles, considerando la emergencia existente, este nivel de atención. O peor, que se disponga un “paquete básico” que no tome en cuenta estos aspectos. Porque es posible, como sabemos quienes estudiamos y enseñamos en la escuela pública, que con frecuencia lo temporal termina siendo permanente. Por ello lo ahora temporal debe considerar todos estos componentes.

Organización social de la escuela
Una segunda arista es la organización escolar. Hay que construir no sólo el edificio de la escuela sino, su memoria documental y establecer un funcionamiento basado en las nuevas necesidades que emergen de la situación de desastre social y personal que afectan ahora al alumnado, a padres y madres de familia y al propio cuerpo profesional de la institución educativa. Nuevas fragilidades antes no pensadas tienen que ser parte de la agenda de la enseñanza y hay necesidad de recurrir más confiadamente en los lazos sociales que hacen posible la organización escolar como comunidad que comparte un proyecto de educación para sus hijos.
La participación de todos y todas es de primordial importancia. Por ello se requiere de un programa de renovación de la gestión y el liderazgo educativo, fortaleciendo las capacidades de gestión de directores, coordinadores de redes, especialistas así como el liderazgo educativo entre estudiantes, padres y madres de familia.

Fortalecer el liderazgo pedagógico
Una tercera arista son las tareas de los maestros frente a las consecuencias educativas de la tragedia. La enseñanza tiene un papel y una dimensión terapéutica, se realiza a través de un vínculo humano que es básico para construir confianza, comprensión de lo vivido, sentido pertenencia y de futuro. Hoy cobra actualidad la necesidad de una enseñanza que posibilite al estudiante la comprensión de su mundo social y natural, de sí mismo y de sus iguales, la idea de la escuela como espacio donde el mundo cultural se reconstruye y se enriquece reinterpretándose y permite la afirmación de los sujetos.
En este sentido, maestros y maestras tienen la tarea de reconstruir y reflexionar, con los estudiantes y sus familias sobre la terrible experiencia del terremoto, de cómo nos sentimos, de sus consecuencias personales y sociales, de la confusión y del miedo, de la condición en que estamos, de la esperanza que se nos va formando, de encontrar explicaciones a lo ocurrido y de desarrollar nuestro poder de proyectar nuestra vida. Volver a las aulas no es retomar una rutina sino que exige pensar cuánto la realidad ha cambiado y realizar una acción pedagógica para reconstruir el sentido colectivo, las fortalezas y proyectos personales y a la propia escuela como espacio de ciudadanía fraterna y activa.
Para maestras y maestros no será ésta una tarea fácil como tampoco será resuelta en el corto plazo. Ciertamente, los propios educadores necesitan procesar todas estas cosas. Aún cuando la enseñanza consiste realmente en provocar reflexión y producción de conocimiento desde la experiencia compartida, un grueso de nuestros docentes, formados en una educación escolar y superior transmisionista requieren mucho apoyo para enfrentar esta tarea.
¿Qué hacer frente a esto? Tal vez el MED debiera reasignar los recursos de capacitación docente para focalizarlos en un programa especial en la zona afectada, que sea elaborado por instituciones de las tres regiones en diálogo con especialistas del MED y de centros de formación y de investigación educativa. Es una tarea urgente fortalecer la capacidad pedagógica maestras y maestros para hacer frente al nuevo contexto que se ha generado.
Aprendiendo de la experiencia, una vez más, la vida nos reitera cuánto la educación fortalece el capital social, la formación de una ciudadanía asertiva, responsable y autónoma. Y la escuela tiene en esto un papel activo. No se trata de volver a una rutina sino de asumir este papel social y cultural de la institución educativa. Ayudemos a que nuestras escuelas sean experiencias de activa participación ciudadana. Que nuestras hijas e hijos crezcan con la dignidad de quien se sabe ciudadano y no acepta que le limiten a estirar la mano. (Severo Cuba Marmanillo, educador y director ejecutivo de Tarea).

Noticias

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Ministerio de Educación impulsa plan

Al rescate del año escolar en Ica

El Ministerio de Educación está impulsando el plan de rescate del año escolar en Ica para lo cual profesionales y técnicos del sector trabajan en dos frentes. El primero en el desarrollo de una campaña anímica y psicológica de maestros, padres de familia y alumnos y el segundo frente, en la instalación de aulas prefabricadas en los locales afectados por el terremoto, con el objetivo del pronto reinicio de las labores escolares.

Actualmente, el Ministerio de Educación tiene 30 psicólogos trabajando con los escolares damnificados en la Región Ica, y cerca de un centenar de personas, entre técnicos y trabajadores del Sector, encargados de la instalación de las aulas prefabricadas.

Según el informe oficial de la Oficina de Infraestructura Educativa son en total 1 010 las instituciones educativas que suspendieron sus clases: en Chincha son 348 los colegios dañados y 388 en la ciudad de Ica. De igual manera, en Pisco se vieron afectados por el movimiento sísmico 247 centros educativos y en Cañete, un total de 27.

Ausentismo. Aulas vacías fue el desolador panorama que ofrecieron todos lo colegios de Pisco, una de las ciudades más afectadas por el terremoto del 15 de agosto, en lo que ya es un problema del sector educativo. Más información